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lunes, 12 de marzo de 2012

Fin de semana en tren.

Mientras dormía me guiñó un ojo, compartió una mueca inconsciente de juego. Yo que andaba distraída la sentí como un insulto, más que como una invitación a pasar. Al despertarme ya se había ido, dejándome nada más que el olor a librería y un bretel del vestido cayendo, desnudando mi hombro.

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